La Fundación Amancio Ortega organiza un fin de semana entero (o dos, como en nuestra edición) de reuniones y talleres para prepararnos e informarnos de cara al año que viene a los becarios de cada edición. En esta entrada voy a contar mi experiencia en el fin de semana que acudí, el del 8, 9 y 10 de abril. Un fin de semana lleno de personas, momentos increíbles y self knowledge.

El viernes fui a tres clases. A las 14:45 estaba saliendo de casa en dirección al metro y a las 14:30 me encontré con Carlos, un becario de Canadá (aka m.s.) para ir juntos al punto de encuentro para los becados de Madrid. En el camino nos encontramos a otro chico que va a Canadá así que los tres juntos nos reunimos con el resto de becarios madrileños de ese fin de allí (hola Sara, Erica, Celia, María, Carlos, Raquel…). La que después conoceríamos como Sofía nos recogió y fuimos en autobús hasta el hotel Nuevo Boston (dejado a los Spanadians en su hotel antes).

Cuando llegamos, nos dieron en recepción los credenciales con nuestro nombre, apellidos, Comunidad y una cinta de diferente color (a mí me tocó azul); también nos quitaron el móvil hasta el domingo (no lo echamos mucho de menos). Luego subimos a nuestras habitaciones. Cabe destacar que me perdí y conocí a Juan de Valladolid en ese momento, quien me acompañó a mi cuarto. Al llegar descubrí que mi compañera de habitación era Ana de Madrid, una chica súper maja con la que fue un placer compartirla.

Lo que hicimos después fue bajar todos juntos (Madrid+Juan+más gente) a saludar a todos los bk2 que estaban pasando el rato en el jardín. Allí habría fácilmente 70 personas sin contar los que fueron llegando después. Fue divertido eso de saludar a tanta gente de golpe, aunque después no te acordases de casi ningún nombre. Algunos no obstante sí se me quedaron (Annia bonita, Álvaro, varias Saras, Laia y Nur de Barcelona, Noelia, Pablo, Enrique, Elvira, grupos varios).

Luego, todos los de Madrid nos juntamos de nuevo porque teníamos charla de FSL sobre convalidación, seguro médico, vida en USA, etc. con Elena y Sofía. No voy a hablar mucho más de esto pero sí quiero hacer un paréntesis y decir que madre mía cuántas asignaturas había para elegir.  Sólo biología en España podía equivaler a astronomía, biología marina, genética, biología molecular y muchas más en EEUU.

Cuando terminamos, nos subimos a cambiar y poner formales: teníamos una cena de gala (a la que llegamos con 10 minutos de retraso), ya que iban a asistir un representante de la Fundación Amancio Ortega y una representante de la Embajada de Estados Unidos en España. Ambos dieron unos discursos muy motivadores, el señor dijo que aunque no lo creyésemos, Amancio Ortega sabía de nuestra existencia… es verdad, no lo creemos del todo.

Después de la cena, nos separaron por colores, y todo el equipo azul, incluidos los monitores Sofía y Alberto, jugamos a un bingo personalizado con fragmentos de nuestros formularios para conocernos mejor. Había algún que otro error, pero dejando aparte eso, nos ayudó a conocernos mejor, por ejemplo: Hernán hace atletismo, Carlos no hace nada, a Dani no le gustan las bromas (😂😂😂). Esa noche también se inició llamémoslo “La Goma” era un juego de tensión y suspicacia, en el que si tenías la goma SUPUESTAMENTE el domingo por la mañana, cumplías un castigo. La goma se pasaba al preguntar o decir algo a un azul llamándolo por su nombre y este te respondía sin decir tu nombre.

Al terminar, subimos a las habitaciones y nos fuimos a dormir rápido, porque estábamos agotadas.

A la mañana siguiente, bajamos a desayunar y después fuimos a la sala de los azules, donde pasamos prácticamente todo el día haciendo actividades con moraleja y hablando de cosas intensas, profundas, filosóficas. Aquello parecía terapia de grupo. Claro que dijeron unas cosas que nos prepararon para muchas situaciones del año que viene y que son muy útiles no sólo para tratar con otras personas sino también con nosotros mismos y nuestros propios sentimientos y actos, para crecer como personas. Fue el mejor día: tan pronto hablábamos serio como hacíamos bromas como jugábamos a lobo todos juntos. Obviamente no habría sido lo mismo si el grupo azul no hubiese sido el mejor (#BlueTeam 4 ever in our hearts). En serio chicos, no sólo sois simpáticos, divertidos y empáticos; sois especiales, y también lo es lo que pasó entre todos nosotros. Los que estéis leyendo esto y no hayáis ido a este fin de semana (ni conocido a estas personas mientras estabais en una charla emocional) pensaréis que exagero, yo también lo pensaría. De hecho aún no entiendo cómo se pueden forjar amistades en apenas 3 días.

A todo esto el grupo azul lo componíamos Alex (aka la Navajas), Ana, Carlos (te mato con amor), Chete (el amo), Cristina (mi andaluza favorita), Dani (aka el Bravo), Hernán, Irene (aka renillo), José (cántabro que prefiere el calor), Laura (mejor pose de sc), Lucía, Miriam (la primera con la que hablé), Raquel (tribuena), Sara (siempre agradecida jeje), Silvia (aka doña Juana), los monitores Sofi y Alber y yo.

Entre medias de las charlas, había descansos en los que algunos, a parte de hablar y conocer más gente, aprovechaban para grabar vídeos, para jugar a lobo, para hacer fotos, para pasarse la goma… Al final, todo el mundo hacía un poco de todo, pasándolo en grande fuese como fuese.

En la cena, Raquel me coló la goma (ejem) y yo se la intenté pasar a mi monitor pero no funcionó porque está en todo. Suerte la mía cuando 5 minutos después deciden llamar a los de las gomas, pinzas o lo que fuese de cada grupo delante de todo el salón. Resultó que el castigo era bailar la macarena. Delante de ¿105 personas? ¿Más? En un arrebato desesperado le dije a Alber “no sé bailar la macarena, Alber” (que sí sé pero fue lo primero que se me ocurrió). Me respondió que lo intentase y yo ya le iba a pasar la goma triunfal cuando dijo mi nombre. Sí, al final tuve que bailar.

Después de la cena, Chete, Alex, Dani, Irene y yo tuvimos que ir a una sala con otros representantes de los demás grupos porque nos dijeron que íbamos a hacer una especie de teatro delante de nuestro grupo. Teníamos que representar que vivíamos en un país diferente, Albatros, donde había mucha paz, otro modo de comunicarse (hhmmm, tttt, chchch) y unas prácticas algo turbias. El objetivo de esta actividad era demostrarnos que no todo lo que parece es. ¡Fue divertidísimo! Veías a la gente incómoda y obedeciendo cosas raras, algunos agobiados porque íbamos haciendo cosas súper despacio. El saludo-restriego era buenísimo también, y el dar de comer a la gente y el estar todo el rato haciendo “hhmmm” para asentir.

Finalizado el día, volvimos a nuestras habitaciones a reponer fuerzas para el día siguiente. Ana y yo estuvimos hablando hasta las 2, cosa de la cual nos arrepentiríamos el día siguiente a las 7:45. Aquel día era domingo: última reunión con FSL, fotos con camiseta de la FAO (yo me hice con el Blue Team y con los de FSL) y despedidas (SOS).

En la charla con FSL nos explicaron lo poco que quedaba por explicar e hicimos las últimas preguntas sobre el viaje, las familias, convalidación, etc. El tiempo que nos sobró (bastante) lo empleamos en fotos. Grupales, de parejas, slow-motion, panorámicas tumbados… Creo que en esa media hora hicimos todas las fotos que no hicimos el resto de días.

Justo después de que terminase la “charla”, la gente que se iba a la 1 empezó a prepararse. Mientras, Chete y yo fuimos en busca de rotuladores permanentes para las firmas. Coca (¡cuidado!), la de recepción, nos dio unos cuantos pero subimos arriba a pedir más. Como somos muy salaos hablamos a la chica con acentos. Chete con andaluz, yo con catalán/gallego; creo que creyó que lo éramos realmente.

Entre que se iban unos y otros y nos despedíamos, firmamos los credenciales y otros rebeldes, las camisetas. A mí me firmaron la mía y aunque los colores no pegasen (lmao), es precioso porque sé que la camiseta no va irse de mi lado y con ella, las personas y ese fin de semana. Siempre puedes perder un credencial, pero no una camiseta de supra postureo becas FAO.

Cuando terminamos las firmas, nos sentamos los que quedábamos a hablar y al rato nos llamaron a la mitad de gente becaria que quedaba para irse. Esperamos la cola mientras hacíamos alguna foto más. Luego, nos quitaron la banda azul (crying) y nos dieron el móvil. Todo el mundo lo encendió rápidamente para abrir la cámara y hacer unas pocas fotos más, mientras revisaba su desactualizada social media.

Cuando tuve que despedirme de todos casi me da algo. Al principio y durante daba pena, pero al salir te venía el bajón (los bk2 me entienden) y la conciencia. Habías pasado un fin de semana increíble con gente increíble que no encuentras todos los días, gente que te entiende porque es igual que tú y tenéis una meta en común. Gente te va a apoyar y ayudar en lo que pueda porque la experiencia os ha unido inexplicable y asombrosamente. Lo malo es que el fin de semana se ha acabado, la gente vuelve a su comunidad y no os veréis a menudo.

Muchas gracias a todos. Incluso a los que no he hablado o conocido. Cada uno tiene algo especial porque por algo estamos todos aquí. Me encanta compartir esta experiencia única con vosotros.

También muchísimas gracias por todo a todos los monitores y a toda la FAO por hacer esto posible. Quisiera agradecer especialmente a Amancio Ortega el hecho de que un día se le ocurriese la idea de conceder becas a chicos y chicas españoles. Sin todos vosotros, todos nosotros no estaríamos hoy aquí escribiendo blogs, dando las gracias, revisando el correo por si llega familia y en definitiva, estando ilusionados y felices por empezar una nueva aventura y una nueva etapa en nuestras vidas.

One thought on “Orientación fin de semana del 8

  1. Lo mejor, la reflexión final. Es importante agradecer lo que te dan las otras personas y la vida. E igualmente de importante es dar a los demás, siempre hay alguien dispuesto/a a recibir.
    Raquel

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